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Música. Siempre, en todos los sitios, en cada momento de nuestra vida. Ella está en todos nuestros recuerdos, en los imborrables, los que no se van ni con agua y jabón. Música. Con ella hemos llorado, hemos reído, hemos recordado, hemos sufrido, hemos bailado, hemos cantado... hemos vivido.

Con el tiempo, uno aprende de que solo la música estará ahí siempre, cuando la necesites, da igual el momento, el lugar o la situación, ella te ayudará. 

Cuando tenemos momentos malos recurrimos a la música triste, a aquella que nos hace sentir peor, que nos destruye poco a poco por dentro. Yo creo que es el único método que tenemos para volvernos invisibles al mundo, con los cascos y la música a todo volumen.

Después, en los momentos felices siempre está la música movida, alegre... Con letra fácil de recordar. ¿Por qué? Por que la música va acorde con nuestro estado de animo.

Yo digo que todas las personas pueden atribuir una canción a cada momento importante de su vida. Y a personas también. Amigos, personas queridas, familia... todos.

Después de todo este tiempo, he aprendido que la música es la única que te acompaña hasta el final, la que está contigo en las buenas y en las malas, la que no te fallará. 

Siempre nos quedará la música.